domingo, 15 de septiembre de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 30: Ultimátum

−¿De qué hablas?− pregunta Edward.

−Estoy diciendo que… si no me confiesas todo lo que me 

escondes… si yo me entero por alguna otra persona de tus 

secretos… si… si me mientes otra vez− tomo aire y carraspeo –

Entonces será la última vez, Edward.

Él me mira de nuevo, pero se da cuenta de que yo no hago lo 

mismo.

−Bella, mírame. Mírame ahora.

Giro mi rostro hacia él.

−¿Por qué te extrañas tanto?− pregunto −¿Acaso pensabas que iba 

a ser siempre la tonta que se soportaría todas tus mentiras u 

"omisiones"?− dibujo comillas en el aire con mis dedos −¿Creías 

que nunca haría nada?

−¿Me dejarás?

−Sí− respondo alzando la barbilla–Lo haré, y no dudaré en hacerlo.

Edward suelta el aire.
−No puedes estar hablando en serio. Yo… Bella…no me hagas esto ahora. Vamos a tener un hijo… estamos casados… no…

Entonces asiento con la cabeza y carraspeo –Estoy comenzando a 

creer que habernos casado fue un error.

OoO

Jeremy frunce el ceño y pone los brazos en jarras ¿Causa de muerte?

Un tiro en la cabeza le responde Lo encontramos con los pantalones abajo.

“Jemy” como le decían sus amigos, alza una ceja ¿Y eso?

Greg encoje los hombros Pienso que quien lo mató fue la misma 

que mató al del hotel… ¿cómo se llamaba?... Jack, y también al 

hombre ese de gafas… no recuerdo su nombre. A los tres los 

encontramos en las mismas circunstancias.

Jemy se rasca la cabeza ¿Crees que sea tiempo de alertar a la 

ciudad de que una asesina anda suelta por ahí?

Greg niega Esto es Nueva York, mi amigo. Aquí pasan cosas así 

todo el tiempo.
Jeremy dudó un momento No sé Greg… yo no me había enterado de algo así desde que pasó lo de Aileen Wuornos

Tú, Mi Obsesión Cap. 29: Cuando El Paraíso Arde

Los personajs pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Vengo cayéndome a pedazos Y tú me mantienes unida
Vengo cayéndome a pedazos Y no puedo soportar esta presión
Toda tu gracia y encanto hacia mí son algo que no puedo comparar.
Vengo cayéndome a pedazos. Esto no puede durar para siempre.
No puede durar para siempre.
Tú eres el ojo, pero yo lloro todo el tiempo
Siempre estás ahí para sostenerme, pero yo nunca me vengo abajo
Reconstruyendo todas las piezas que dejo en mi camino
Supongo que sabes que en el control
Yo creo caos.

Capítulo 29: Cuando El Paraíso Arde.
Abro los ojos y Edward ya está despierto, está recargado sobre su brazo y me mira a los ojos.
Buenos días murmura.
¿Qué horas son? pregunto, casi olvido lo que ha pasado a noche.
Casi las diez, pero no te preocupes. No hay prisa.
Suspiro y miro al cielo raso de la habitación.
¿Qué va a pasar con nosotros, Edward?
¿Qué quieres que pase?
Lo miro ¿Quieres por una vez no dejar que yo elija sola?
Pues es que si me dices que vas a irte… yo no podré hacer nada al respecto.
No quiero irme respondo y él me abraza a su pecho.
Entonces no lo hagas. Moriría si lo hicieras.
¿Crees que mi reacción fue exagerada? pregunto.
Desde luego que no, entiendo perfectamente que habrá veces en las que te cueste creerme.
Yo espero que en verdad entiendas mi punto murmuro Todo esto es algo difícil para mí. Tener que afrontar todas esas preguntas… cierro los ojos y agito la cabeza tratando de olvidarlo Siento que jamás podremos estar juntos tranquilamente… que esta batalla jamás terminará, que será eterna.
Él se incorpora sobre la cama y me mira con ojos excitados Cásate conmigo, casémonos ahora.
Frunzo el entrecejo ¿Qué? suelto una pequeña risa.
Sí. Casémonos ahora, así entonces el mundo sabrá que ni mil demonios podrán separarnos. ¿Qué dices?
Edward, no lo dices en serio digo Estamos discutiendo por sobre cuánto durará el amor que me dices que me tienes.
Encoje los hombros No imagino otra cosa mejor para demostrarte mi eterno amor hacia ti que uniéndonos para siempre. Anda Bella, casémonos. Es apresurado pero ¡¿Qué importa?! Te amo, me amas, tenemos un bebé en camino… que se joda el mundo
Sonrío abiertamente aún si poder creérmelo.
¿Qué dices? pregunta Aunque sé que tú quieres una boda religiosa a la que invites a tu papá, te prometo que la haremos. La haremos como tú quieras. Pero cásate conmigo ahora.
¿Y dónde? esbozo una carcajada.
Pues en dónde va a ser… en Las Vegas. Anda Bella, por favor.
Me muerdo el labio mientras jugueteo con el anillo en mi dedo.
susurro apenas audiblemente, pero eso es suficiente para que él me levante de la cama y me gire por toda la habitación.
Te amo Bella, te amo.
OoO
Rachel está de una habitación de hotel y espera mientras el hombre que se ha conseguido en la calle le traiga el trago que le prometió.
Él llega, un hombre alto y con la sombra en el rostro de que alguna vez en sus años de juventud fue bien parecido…  y de ojos verdes. Con una sonrisa de dientes algo amarillentos por tono natural él le da la copa.
Toma, linda.
Rachel se pregunta cuán urgido de una mujer tendrá que estar el hombre frente a ella al que no le importa que ella apeste a medicina y tenga cicatrices en las manos y las muñecas. Ella se levanta y se cruza de piernas en un acto muy exhibicionista.
Vamos extraño le guiña un ojo.
Jack, me llamo Jack dice él.
Vamos Jack repite Los dos sabemos para qué estamos aquí.
¿Para toma una copa, no? responde el, inseguro.
Ella sonríe, y no sabe si porque en serio le causa gracia o por pura cortesía.
Ven aquí llama ella.
Jack se acerca y ella lo envuelve entre sus brazos y lo besa con pasión, sin previo aviso ella desabrocha el cinturón y tira de los calzoncillos hacia abajo. Jack está incrédulo, pero no le importa. Está a punto de hacer el amor con una mujer hermosa… luego de más de un año sin hacer el amor o de tener cualquier contacto físico con cualquier otra persona desde que su novia le había abandonado por otro, las caricias de Rachel se le antojan a gloria. Gime con tan sólo un toque en el abdomen y ella lo besa, pensando que es Edward. Imaginándolo.
Y así… ambos absortos en su imaginación y en la fricción de sus cuerpos golpeando acompasadamente contra la pared Rachel lo siente cerca, y ella lo sabe… lo sabe.
Y entonces, justo en el momento en el que Jack gruñe en su oído y se vacía en su interior, saca la pistola que lleva escondida en el bolso y la pone sobre la cabeza de Jack y jala del gatillo sin ningún miramiento.
El hombre cae al suelo y ella sonríe y vuelve a llegar al orgasmo cuando ve la sangre derramarse en el suelo.
Qué experiencia más maravillosa murmura para sí misma.
Le quita el silenciador al revólver y besa la punta aún caliente. La guarda en su bolso y mira a Jack, se inclina.
Pobrecito Edward, mi vida… sabes que te amo ¿cierto?
Se levanta, se termina el trago que jamás comenzó a tomarse y finalmente sale de su habitación emocionándose pensando cuánto tiempo pasará antes de que los encargados del hotel descubran el cuerpo.
OoO
Es de noche y hemos llegado a Las Vegas, las luces ciegan mis ojos, es impresionante.
Nos alojamos en el mejor hotel de la ciudad y me molesto un poco.
¿Por qué te gusta derrochar el dinero? le pregunté cuando alquiló la habitación más cara.
Porque puedo… ¿de qué sirve tener dinero a montones si no vas a gastarlo?
Ahora estábamos los dos dejando nuestra pequeña maleta en la cama. Lo que haremos aquí será cosa de un día… o de una noche.
De camino para acá Edward me compró un hermoso vestido para la ocasión. Me lo pongo y me maquillo, Edward sale del vestidor con su traje negro viéndose asombroso.
¿Lista?
Lista.
Pedimos un taxi y en cuestión de minutos estamos frente a una de esas pequeñas iglesias que casan a la gente en cuestión de un minuto.
¿Quieres que esto salga publicado en los periódicos? me pregunta cuando entramos a la capilla.
¿Por qué?
Pues para saber si tengo que dar mi nombre real o uno falso.
Yo sonrío Quiero que todo el mundo lo sepa contesto con vehemencia.
Nos acercamos al hombre que hay en el pequeño mostrador.
Buenas noches, servicios Love Falls ¿en qué puedo ayudarles?
Queremos casarnos dice y a mí se me acelera el corazón ante la sola palabra.
Nos pide nuestros nombres y luego, una identificación. Después estamos frente a la cruz y el hombre abre la pequeña biblia.
No escucho sus palabras, estoy absorta en el momento. No puedo creerlo. De pronto, sin más… nos vamos a casar. De manera fortuita y… Dios, de manera libre.
¿Y tú, Isabella, aceptas a Edward como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo por toda la eternidad?
Una sonrisa de aquellas divide-rostro aparece en mi cara Acepto.
Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.
Edward me toma por la cintura y me besa al estilo Hollywood.
Gracias, nena susurra sobre mis labios.
Los dos salimos como dos adolescentes que acaban de darse su primer beso de aquella capilla. Y prácticamente estamos brincando en vez de caminar.
Afuera la noche es joven, y los autos pasan y yo aún tengo el pequeño ramo de flores en mis manos. Una pareja que pasa a toda velocidad se detiene a mirarnos y a ambos nos gritan:
¡Felicidades!
Edward se adelanta unos pasos y se queda quieto, luego suspira sonoramente y finalmente grita, de felicidad pura. Me alza en volandas y me gira una y otra vez.
¡Te amo, te amo, te amo, te amo! ¡Oh, Bella!
Los dos parecemos dos niños en Navidad.
¿Qué quieres hacer ahora? pregunta.
¿Por qué no nos emborrachamos un poco? digo en broma y él ladea la cabeza.
Pues… tocará emborracharnos con sólo Diet Mountain Dew, ¿te parece?
Mientras sea contigo…
Cuando llegamos de nuevo al hotel me carga al estilo novia y me deposita en la cama.
Los dos nos quedamos así un momento admirando los respectivos anillos del otro.
Ahora sí puedo decirte que eres completamente mía.
Con una lentitud desgarradora me quita una a una todas las prendas que llevo.
Sus dedos trazan círculos desde el valle de mis pechos hasta uno de los tirantes del brassiere, su dedo se engancha en él y lo desliza por mi hombro, atraviesa su dedo lentamente hasta llegar al otro tirante y lo desliza de igual manera, sin quitármelo completamente.
Su dedo índice pasa por una línea imaginaria en mi vientre y se detiene en el centro y deposita un beso suave. Continúa su camino por mis piernas y pasa su lengua por toda su longitud.
Tienes unas piernas hermosas alaba Adoro cuando me envuelves entre ellas.
Me retuerzo… necesito… necesito… ¿qué necesito? No lo sé… solo lo quiero.
Las yemas de sus dedos acarician con la fuerza de una pluma mis caderas y mis nalgas, pero nunca llega a donde el fuego crece y me consume, sólo baja su cabeza y presiona su nariz en mi pequeño botón.
Edward… gimo.
De pronto él me gira sin previo aviso y me deja boca abajo. Con una mano aparta el cabello de mi nuca y aspira profundamente.
Tu olor es como la promesa del paraíso murmura.
Lentamente baja por mi espina dorsal y hace lentos movimientos por mis costados. Su mano se cuela por entre mis piernas y tocan mi clítoris, y con el dedo índice comienza a estimularlo sin ninguna prisa, torturándome más de lo que puedo soportar.
¿Qué es lo que más te excita, nena? pregunta.
Yo, tumbada en la cama y abandonada a sus caricias regreso al presente y me toma unos minutos contestar lo que ha dicho.
Tu voz en mi oído susurro.
Siento su sonrisa y cuando pega su boca a mi oído.
¿Así? ¿Te gusta esto? lo dice muy cerca de mí y puedo sentir su aliento fresco en mi mejilla. Tiemblo. ¿Qué más? retoma.
Cuando gruñes mi nombre.
Y él lo hace una y otra vez.
¿Qué más? sus dedos nunca dejando de hacer magia en mi centro.
Me gusta que me lo hagas duro acepto por primera vez.
Su sonrisa torcida sale a relucir.
A mi Bella le gusta duro…
Besa mi cuello y sus movimientos con sus dedos mágicos comienzan a acelerarse hasta volverse insoportables. Su cuerpo me presiona contra la cama y no me permite retorcerme y arquearme como quisiera. Un calor conocido y bienvenido se instala en mi bajo vientre, estoy taaan cerca… Pero de pronto sus movimientos se detienen en seco y yo gimo de frustración.
Sus dedos recogen toda mi excitación y la llevan hacia atrás, esparciéndola por entre mis nalgas justo ahí.
Me asustó, ¿qué es lo que va a hacerme? Dios, no sé si quiero pararlo o dejar que siga. Su cierre cruje detrás de mí, y su amenazante erección se descansa en mi trasero.
Sus manos se colocan a cada lado de mi cuerpo de manera que no soporto nada de su peso, su boca en mi oído respirando rápidamente, excitado y con prisa.
Llevo queriendo hacer esto contigo por mucho tiempo, ya no puedo esperar dice Relájate nena, y respira hondo. Dolerá un momento.
Respiro por la boca, estoy hiperventilando. Santo Cielo.
Edward me separa un poco las piernas y atraviesa una de sus manos por mi vientre alzándome ligeramente de la cama, mientras que la otra me sujeta por el cuello manteniendo mi rostro alzado.
Sólo disfruta, nena. No pienses, no pi… la palabra se corta en sus labios cuando me penetra por ahí.
Suelto un grito de dolor.
¡Ahhh!
Sht dice bajo Sólo será un momento… sólo un momento de dolor. Respira.
Tomo una inhalación profunda y suelto el aire lentamente, lo hago dos veces más y luego Edward se inclina y me besa la boca.
¿Ahora estás mejor? pregunta y yo asiento.
Toma con fuerza mi cintura y se mueve una vez y gruñe.
Cristo… esto se siente fantástico farfulla.
El dolor va disminuyendo a medida que sus movimientos se vuelven más continuos. Oh, Edward tenía razón. Esto se siente genial. Gimo por lo bajo una y otra vez.
¿Te gusta tanto como a mí? inquiere.
Sonrío Sí…
Unas cuantas veces más dentro y luego sus manos se aprietan sobre mi cuerpo y su cabeza descansa sobre mi espalda cuando su pelvis se encuentra con mis caderas y juntos llegamos al orgasmo, tan arrasador y violento que tenemos que dejarnos caer en la cama porque nuestras extremidades se vuelven de gelatina.
OoO
Despierto de mi reparador sueño y tengo la espectacular vista de ver a Edward dormido con su mano entrelazada con la mía. Nuestros anillos están juntos en una extraña unión.
Sonrío como boba. A pesar de que no ha sido una boda convencional siento que ha sido la mejor del universo. James viene a mi mente, pero ya no me pone triste, él me dijo que lo único que quería es que yo fuera feliz, no importaba con quién.
James me amaba, pero de un modo tierno, algo que jamás se comparará con el amor que Edward tiene hacia mí, un amor loco y fascinante.
Lo único que me molesta es la actitud que adopté ayer pero es que todo se me juntó. Victoria, Rachel… el embarazo. Este bebé me pone susceptible a todo, ahora veo cuán absurdo es pensar que Edward ya no me ama. ¿En qué carajo estaba mi mente?
Siento el dedo de Edward hacer una caricia en mi entrecejo.
Se te va a hacer una arruga dice aún con voz somnolienta ¿En qué piensas?
Lo miro y sonrío En que soy feliz contesto y mis dedos comienzan a hacer un camino descendente por su cuerpo Y en que me gustaría repetir nuestra nueva experiencia.
Edward detiene mi mano y se coloca encima cuando su boca comienza a trazar un camino de besos por todo mi cuerpo, y cuando llega a mis pies tira de mí hacia abajo.
Es usted una insaciable… señora Cullen sonríe sensualmente y me carga en su hombro, llevándome hacia el jacuzzi y haciéndome feliz de nuevo ante la mención de mi nuevo nombre.
OoO
¡Ah…! Edward… Dios…
Me dejo caer en la cama y el arrasador orgasmo sigue recorriendo mi cuerpo. Edward se cierne sobre mí y me sonríe traviesamente.
¿Te ha gustado?
Me mojo los labios con la lengua y paso saliva para contestar. Tengo la boca seca de tanto gritar.
¿Que si me ha gustado? Voy a agregarlo a la lista y ocupará alguna de las primeras posiciones.
Se tumba a mi lado y deposita su mano en mi cintura.
¿Llevas una lista?
¡Pero claro! Bueno… una lista mental.
Y dime… su dedo comienza a reseguir la curva de mi cintura ¿Cuál es el que ocupa la primera posición?
Esbozo una sonrisa tierna El de la primera vez que me hiciste el amor.
Sonríe Llevo aquel momento marcado en todo mi ser para siempre, Bella.
Me muerdo el labio y me atrevo entonces a hacerle la pregunta que quise hacerle a la mañana siguiente luego de que él me hiciera el amor por segunda vez.
¿Qué es lo que sentiste en aquel momento? Quiero decir… a nivel físico.
Frunce el cejo Creo que no entiendo del todo tu pregunta.
Me sonrojo Quiero saber… lo que sentiste cuando entraste en mi por primera vez ¡Ya! Lo solté.
Exhala por la boca y se muerde en labio inferior. Mis ojos de inmediato distraen por causa de aquella acción.
¿Cómo explicarlo? comienza Te desnudé… acaricié tu cuerpo y luego te vi ahí… tumbada sobre la cama con tus mejillas rojas y ardientes y con tus piernas hermosas invitándome a entrar ahí donde nadie antes. Tu cabello estaba todo alborotado y tú eras sólo respiraciones erráticas. Estaba tan excitado… había deseado poseerte como un animal en cuando entraste a mi oficina, al verte aquel día lo primero que quise fue cerrar la puerta de la oficina, tumbarte sobre el escritorio y acabar con mi martirio pasa saliva y creo ver en su rostro una sombra de arrepentimiento Sin embargo cuando te vi aquella noche toda sonrojada, virgen y dulce… supe que no podría tomarte como un alcohólico una copa de licor. Así que lo hice con calma, en ningún momento cerré los ojos, no quería perder de vista ninguna de tus expresiones. Cuando entonces entré en ti me costó todo mi autocontrol no volverme loco y correrme ahí mismo. Estabas tan hermosa gimiendo y diciéndome que acelerara mis movimientos que creí que moriría.
Bajo la vista sintiéndome culpable.
Esa misma noche… mejor dicho madrugada, me desperté porque no te sentí a mi lado y me levanté, sintiéndome feliz y dichosa, entonces te escuché hablando con Victoria. Me sentí tan mal en ese momento, pero luego, a pesar de sentirme así, dejé que me hicieras el amor otra vez. Soy una hipócrita ¿no lo crees?
Él niega rotundamente Te lo he explicado miles de veces, Bella. Yo no estaba enamorado de ella, ni siquiera un poco atraído.
Pero ustedes tenían sexo la frase sale de mi boca antes de detenerla.
Él asiente Sí, pero era sexo por compromiso contesta y luego de eso creo oírlo susurrar demasiado bajo como para poder asegurarlo: “pensaba en ti todo el tiempo”
Me abrazo a su cuerpo como una hiedra y aspiro su aroma Quiero contártelo todo, Edward. Aunque mi vida no es muy emocionante, bueno, hasta que tú entraste en ella. Pero quiero contártelo todo, no quiero ningún secreto entre nosotros. Estamos casados y lo sé todo de ti, me lo has contado.
Él se queda con la vista dirigida hacia el infinito.
Claro que sí. Te lo he contado todo.
Sonrío y entonces comienzo a contarle hasta los más pequeños detalles de mi existencia.
OoO
Anne forma un lindo moño con el lazo alrededor de la caja para pastel, que contiene el pie de manzana que ha preparado.
Cuando está segura de que se ve perfecto se levanta de la mesa y le lleva el pastel a Esme.
Mira, se lo he preparado a Bella explica Sé que no he empezado bien con ella, pero se ve una buena chica. ¿Podrías ir al apartamento de Edward a dejarle este postre? Pero dile que lo preparaste tú, si le dices que es mío, seguro no se lo comerá y lo botará a la basura, no le agrado.
Oh, Anne. Pero eres encantadora. Bella es así porque… simplemente es muy protectora para con Edward. Pero no te preocupes, yo les llevaré éste pie.
Anne le sonríe abiertamente, pareciendo la tía amable que quiere caerle bien a la novia de su sobrino favorito. Nadie podría adivinar que tiene la mente quizás hasta más retorcida que Hannibal Lecter o Ed Gein.
OoO
Llegamos por la tarde al departamento. Edward me dijo que podíamos quedarnos unos días más en Las Vegas, pero yo no he querido. La verdad, es que no me llaman la atención los casinos o alguna cosa parecida. Agradecí que en el aeropuerto no hubiera nada de presa o algo por el estilo. Tal vez ya se les olvidado el escándalo y estarán detrás de las costillas de otro.
¿Qué estás leyendo? pregunta por sobre mi hombro.
Estoy sentada en el sofá de la estancia, con las piernas extendidas y los pies descalzos.
Tess la de los D’Urberville respondo.
Él no se muestra satisfecho con mi respuesta.
Esa es una historia muy trágica ¿no crees? Deberías leer cosas más alegres.
No es trágica defiendo Es sólo… una chica que escogió al hombre correcto.
Él alza una ceja y me mira como si me estuviera saliendo una tercera cabeza.
¿Pero qué dices? ¿Hombre correcto? Será que estás leyendo una versión diferente… vacila.
Sonrío Estoy leyendo la historia auténtica.
Pero...
Me inclino un poco hacia adelante.
Siempre he sentido al leer esta historia que Tess se sentía atraída hacia Alec, lo que sucedió en el bosque fue terrible. Pero pienso que igual hubiera pasado en cualquier otro momento.
Bella me pone una mano en la mejilla, creyendo que me he vuelto loca Alec violó a Tess ¿cómo puedes decir eso?
Alec era un hombre mujeriego y le gustaba duro. Tess vio eso en él, estaba creo que hasta enamorada. Y digo que escogió al hombre correcto porque tuvo un hijo de Alec, independientemente de cómo se haya engendrado. Recorrió un camino difícil… y nada hubiera sido así si ella no hubiera ido a casa de los D’Urberville. Luego de lo que pasó en el bosque ella bien pudo haberse ido a su casa, pero no, decidió quedarse ahí… a disfrutar de la pasión desenfrenada de Alec y de los hermosos regalos que le hacía.
¿Por qué pienso que me estás comparando con Alec?
No. No te estoy comparando. ERES Alec.
Él se lleva un mano al corazón Me has roto.
Claro que no, amor mío digo dulcemente Yo bien pude haber abandonado el trabajo en cuanto tú me dijiste que estabas loco por mí, pero no lo hice. Decidí quedarme y disfrutar de tu pasión desenfrenada y de tus regalos hermosos, y mira, ahora estoy esperando un bebé tuyo. Acepto que Tess no tuvo el mejor desenlace de la historia… pero supongo que eso es lo que pasa cuando…
Hey me corta No quiero que menciones que a lo nuestro le espera aquel nefasto destino que tuvo Tess. Yo moriría si tú lo hicieras.
Ladeo la cabeza Nosotros somos más fuertes que Tess y Alec, león. Somos como una tormenta insaciable. Nadie logrará detenernos.
Nadie me da un casto beso en la mejilla. Ahora, ¿qué te apetece cenar? pregunta cuando mis tripas gruñen.
OoO
Los dos estamos acostados sobre la cama y listos para dormir.
He revisado el correo confieso.
¿Algo interesante?
A decir verdad sí. Una casa de publicidad… me ha llamado a entrevista.
¿Para cuándo?
Para la siguiente semana.
Él chasquea la lengua Supongo que sabrás que ahora no es momento de trabajar.
Si, lo sé pero…
No lo digo tanto por el embarazo, sino por Rachel. No quiero que te haga daño.
Pero no ha dado señales de vida digo Tal vez…
Bella, el enemigo es más peligroso cuando nadie está al tanto de su existencia. Créeme.
Asiento. Supongo que Edward tiene razón y que seguramente conseguiré otra entrevista, aunque tal vez no en la misma empresa.
Ha pasado más o menos una hora, y sigo despierta. Edward murmura con voz soñolienta.
¿Qué pasa, Mi Bella? ¿Qué tienes?
Estoy pensando.
¿En qué?
En lo que dijiste.
Oh, déjalo ya. Conseguirás otro empleo.
No, eso no.
¿Entonces?
De cuando dijiste que sin mí morirías.
Ha sido una frase para el momento, Bella.
Prométeme que por nada del mundo harías una cosa como quitarte la vida.
No tengo razones para hacerlo.
Es que… si el embarazo se complica y yo…
Oye casi grita No se te ocurra decir algo así. Todo va a estar bien.
Necesito que me prometas que pase lo que pase tú seguirás en este mundo.
No voy a hacerlo contesta Siento que esto que me estás diciendo… ¿sabes algo que yo no? Siento que estás despidiéndote. ¿Estás enferma? su voz se llena de pánico.
No, no. Pero es que la verdad no podré dormir si antes no me lo dices.
Está bien, lo prometo. Seguiré en este mundo pase lo que pase.
Sonrío con tranquilidad. Y aunque sé que tal vez esté mintiendo eso basta para quedarme dormida.
OoO
Son casi las tres de la tarde, Edward está en la empresa y yo, queriendo darle el gusto a él, estoy leyendo “¿Qué esperar cuando se está esperando?” dejando de lado mis novelas que según Edward son demasiado trágicas. Leo el libro en voz alta para que mi bebé escuche.
En ese momento las puertas del ascensor se abren y yo me levanto de golpe y me protejo el vientre por instinto. Pero me calmo de sobre manera al descubrir que es Esme.
Hola le abrazo ¿A qué debo el honor? Edward no está...
Vine a dejarte esto extiende una caja de pastelería Lo he preparado yo, espero te agrade. Has de tener muchos antojos de comida dulce últimamente.
Asiento, mientras rememoro en mi cabeza cuál antojadiza he sido últimamente. Edward está disfrutando demasiado de mi estado.
Muchas gracias digo mientras corto el pie de manzana y sirvo una porción para ella y otra para mí.
¿Qué tal van tus cosas con Edward?
Y cuando me lo pregunta un foco se enciende en mi mente. Doble mierda. Había olvidado de forma patética que ya estoy casada con Edward, en un desesperado intento, logro esconder el anillo en el bolsillo de mi sudadera. Prefiero que sea Edward el que de la noticia.
Bien, excelente mejor dicho. Es maravilloso conmigo.
Élla me toma la mano Gracias por haber sacado a mi hijo de esa prisión que él mismo se había formado. Y una vez más, te pido una disculpa por…
Déjalo ya. Todo olvidado.
Las dos nos ponemos al día en chismes o noticias, le alegro cuando me dice que cuando leyó aquel escándalo en los periódicos no lo creyó ni una sola palabra y que seguía orgullosa de que Edward, su hijo, siguiera manteniendo la cabeza en alto, aunque también me entero de que Anne sigue en la casa. Agh. ¿Es que nunca planea irse?
Pasadas casi dos horas Esme se levanta y me ayuda a lavar los platos para luego besarme la mejilla y salir corriendo del lugar, al parecer, se le había quedado la cena en el horno.
Yo me meto de nuevo a la cocina y corto un nuevo pedazo de pie, está delicioso y no puedo resistirme. Aunque me martirizo pensando cuántas horas en la elíptica serán necesarias.
A eso de las diez de la noche Edward llega cansado, con la corbata floja y profundas ojeras.
Estoy muerto se queja tirándose en la cama.
Cierro el libro que estoy leyendo y le acaricio el pelo, aliviada de que por fin esté en casa, estaba muy preocupada.
¿Tan mal ha ido?
¡Sólo me fui un fin de semana, no un año! se queja Ese Black es un idiota, no sabe manejar las cosas. Maldita la hora en la que…
Sht pongo un dedo sobre sus labios Calla, león. Estás alterado y necesitas dormir. Ven, recuéstate aquí le señalo mi costado.
Él se desviste y se mete sólo en bóxers entre las cobijas.
Gírate le digo.
Bella, ahora no es buen momento…
¡Tonto! digo a broma No es para eso, solo te daré un masaje.
Él sonríe y entonces se da la vuelta, yo me subo a horcajadas y comienzo a mover mis manos por su espalda, con movimientos contundentes pero sin llegar a ser dura. Edward gime una y otra vez de gozo.
Oh, Bella. Esas manos que tienes… son mágicas.
Es lo último que me dice antes de caer en un profundo sueño mientras yo me tumbo a su lado, nos cubro con la colcha y le sigo en su sueño.
OoO
Ya está Victoria se pasa la mano por el cabello de fuego No funcionó. El plan no funcionó dice con mitad burla mitad decepción.
¿Quieres calmarte? dice Tanya No debes de rendirte nunca. Ya probamos con que le averiguaras algo a la estúpida esa y le inventaras un chisme, no funcionó, publicamos un escándalo, tampoco. Hay que proseguir con el plan C.
¿Y cuál es ese? Victoria lo pregunta más a fuerza que de gana. Quisiera no haberse metido nunca con Tanya.
Tanya saca su Iphone y le indica con un dedo que espere mientras hace la llamada.
¿Jacob? susurra con voz fría Sí… sí, está decidido. Sí, trae a tu “amiguita”
Cuelga la llamada y sonríe con suficiencia Ya esta hace un gesto con las manos.
¿Qué es lo que has hecho? pregunta con miedo.
Oh, querida. El plan C siempre es el más cruel, debe serlo, puesto que todo lo demás ha fallado.
¿Y cuál es ese plan?
Le harán llegar un paquete a la estúpida esa es su única explicación antes de darse la vuelta e irse de aquella cafetería de 2nd Avenue.
OoO
Han pasado algunos días. Edward aún no le ha dado a su familia la noticia, pero para mí… no es importante. Yo solo quiero sentirme completamente suya y al parecer ya lo soy.
Estoy tomando un chocolate en la cocina cuando Edward aparece y se come los hot-cakes que le he hecho de un solo bocado, tiene el cabello aún mojado y la corbata algo chueca, es gracioso verlo así. Se ha despertado muy tarde, están por dar las diez de la mañana y él sigue aquí.
¡Mierda! exclama cuando ve el reloj y yo me pongo a reír.
¿Te parece gracioso? pregunta ofendido.
La verdad, me parece innecesario. Eres el jefe, puedes llegar cuando se te pegue la gana.
Hoy tenía una junta. ¡Maldita corbata! lucha con la corbata color burdeos que parece no querer quedarse en su lugar.
Déjame me acerco hacia él y coloco la corbata en donde debe ir y ajusto el nudo. Ya está.
Él se inclina y me besa en los labios y luego se inclina un poco más y me besa el vientre.
Adiós se despide Cuídense. Sois los amores de mi vida me guiña un ojo y las puertas del ascensor se cierran.
Me quedo allí en la sala, embobada por sus últimas palabras. Me acaricio el vientre.
Tu papá nos ama ¿lo has oído? Nos ama le hablo y luego voy a la habitación a ver la tele y terminar con mi chocolate. Lamento que ya no haya pie, se ha acabado demasiado pronto para mi gusto, estaba delicioso.
OoO
Rachel se masturba de un modo asqueroso con la pistola en sus manos. La mete… la saca… la mete… Está tan loca que incluso tiene puesta una bala… si su placer fuera mayor y se descontrolara acabaría muerta de la manera más estúpida posible.
Luego, se mira en el espejo y se acerca la pistola a la cara y la pasea por su rostro.
Soy hermosa… claro que lo soy. Ya verás, Edward. Fuiste un ESTPUPIDO GILIPOLLAS por haberme dejado. Yo lo sé todo… lo sé todo… maldito Dorian Grey.
OoO
A eso de las dos el ascensor suena y un mensajero me da un paquete, un sobre, mejor dicho.
Hay una leyenda que dice: Si luego de leer esto quieres hablar conmigo llama al: 67….
Me extraño ¿no se abrán equivocado? Pero me doy cuenta cuando giro el sobre de que no, dicho folder manila está a mi nombre.
Estoy a punto de abrirlo, pero suena el teléfono y Alice me dice que ha quedado con Rose en un café, y me dice que luego le iremos a comprar ropa a mi bebé
Encantada, acepto. Estoy tan ansiosa de llegar que me olvido del sobre que está en la cama y me visto lo más rápido que puedo con un vestido de Temperley London en color café y con detalles en encaje, para finalizar con unos zapatos de Giuseppe Zanotti.
No le dejo una nota a Edward porque no creo tardarme demasiado, así que salgo de casa y me voy.
OoO
Me quito los tacones cuando llego a la sala, en efecto, Edward aun no ha llegado. Pero me ha marcado al celular para saber cómo estaba, y le dije que estaba con las chicas.
Me sobo los pies y me tumbo en el sillón. Mierda. Me duelen. Dejo el par de bolsas con ropa para bebé que he comprado hoy. No tenía ni idea de que los diseñadores tuvieran línea para bebés. Mucho menos sabía, hasta hoy, que existían zapatos para bebé hechos por Louboutin.
Voy a la cocina por un vaso de agua y me tomo mi píldora de ácido fólico. Voy casi dormida a la cama y me dejo caer en ella. A penas son las ocho, y supongo que hoy Edward también llegará un poco tarde.
Cuando me acomodo de nuevo sobre la cama, algo cruje debajo de mí, me incorporo y entonces recupero en mis manos aquel sobre color manila.
Lo había olvidado susurro para mí misma.
Es entonces que comienzo a desenrollar el hilo rojo hasta que la tapa del sobre se desprende hacia arriba. Miro dentro, hay varios papeles y hasta unas fotos.
Saco todo y lo extiendo sobre la cama.
”Adquisición de Industrias Witherdale”… reza la parte de arriba de un papel. Frunzo el ceño. ¿De qué demonios va todo esto? ¿Qué significa?  Tomo el primer papel y comienzo a leer:
…Industrias Cullen, por el monto de $9’878.000 (nueve millones ochocientos setenta y ocho mil dólares) compra a Industrias Witherdale, haciéndose con el valor y propiedades de la misma…
¿Pero qué demonios era esto? ¿Industrias Cullen y Witherdale? ¿James? ¿A esto se refiere?
Tomo las fotos entre mis manos, y las lágrimas comienzan a salir de mis ojos cuando distingo, de entre los dos autos que aparecen en la imagen, el de James… el antes, durante y después del accidente. Todo es tan fatal y… ¿quién me ha enviado esto? ¿Es una jodida broma? Estoy cabreándome.
Justo cuando estoy a punto de volver a guardar todo dentro del sobre y quemarlo, un papel doblado resbala de entre las hojas.
…¿Tienes dudas sobre esto? ¿Aún no comprendes? Te daré una pista: Edward Cullen ¿qué tal ahora?...
Me desarmo. ¿Edward? ¿Qué tiene que ver él en todo esto? No lo entiendo…
Doy la vuelta al sobre y marco sin pensarlo dos veces, el teléfono escrito.
A puesto a que eres tú susurra una voz de mujer que me es desconocida.
¿Con quién hablo? pregunto temerosa.
Eso no es importante ¿me has llamado por el sobre, o me equivoco?
susurro ¿Qué significa todo lo que está aquí?
¿De verdad quieres saberlo?
Sí, maldición sí.
Ven mañana a las tres al Sun Coffe. Yo seré la chica de chamarra de cuero.
Y antes de que diga nada, me cuelga.
Doble mierda. ¿Y ahora en que me he metido?
OoO

Canción: I Come Apart.
Artista: A$AP Rocky Ft. Florence Welch.
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martes, 27 de agosto de 2013

Tú, Mi Obsesión Adelanto Cap 29: Cuando El Paraíso Arde


Sólo disfruta, nena. No pienses, no pi… la palabra se corta en sus labios cuando me penetra por ahí.

Suelto un grito de dolor.

¡Ahhh!

Sht dice bajo Sólo será un momento… sólo un momento de dolor. Respira.

Tomo una inhalación profunda y suelto el aire lentamente, lo hago dos veces más y luego Edward se inclina y me besa la boca.

¿Ahora estás mejor? pregunta y yo asiento.

Toma con fuerza mi cintura y se mueve una vez y gruñe.

Cristo… esto se siente fantástico farfulla.

El dolor va disminuyendo a medida que sus movimientos se vuelven más continuos. Oh, Edward tenía razón. Esto se siente genial. Gimo por lo bajo una y otra vez.

OoO
 
Jack se acerca y ella lo envuelve entre sus brazos y lo besa con pasión, sin previo aviso ella desabrocha el cinturón y tira de los calzoncillos hacia abajo. Jack está incrédulo, pero no le importa. Está a punto de hacer el amor con una mujer hermosa… luego de más de un año sin hacer el amor o de tener cualquier contacto físico con cualquier otra persona desde que su novia le había abandonado por otro, las caricias de Rachel se le antojan a gloria. Gime con tan sólo un toque en el abdomen y ella lo besa, pensando que es Edward. Imaginándolo.
Y así… ambos absortos en su imaginación y en la fricción de sus cuerpos golpeando acompasadamente contra la pared Rachel lo siente cerca, y ella lo sabe… lo sabe.
Y entonces, justo en el momento en el que Jack gruñe en su oído y se vacía en su interior, saca la pistola que lleva escondida en el bolso y la pone sobre su cabeza y jala del gatillo sin ningún miramiento.
El hombre cae al suelo y Rachel sonríe y vuelve a llegar al orgasmo cuando ve la sangre derramarse en el suelo.
−Qué experiencia más maravillosa− murmura para sí misma.
 
OoO

Tú, Mi Obsesión Cap 28: Joven Y Bonita

 
Capítulo 28: Joven Y Bonita.

−¿Y qué harás con esa información?− pregunta Victoria con miedo.
−¿Importa?− responde Tanya jugando con el cigarrillo entre sus dedos.
−Escucha…− murmura –En verdad yo… no quiero hacerle daño a él… sólo lo quiero a mi lado.
Tanya tuerce la boca con desdén y se acerca con amenaza −¿No crees que él se merece una cucharada de su propia medicina?
−¿Cómo vamos a hacer eso?
−Ya lo estamos haciendo. Alguna vez nosotras lo amamos− apunta –Pero él no lo hacía… ahora vamos a arrebatarle lo que él mas ama, como él alguna vez lo hizo con nosotras.
−¿Vas a hacer público eso?− inquiere señalando la grabadora.
−Claro.
−¿Y cómo?
−No será muy difícil− asegura ella –Tengo a un amante rico y loco por mí, además de que a cualquier revista o periódico le gustaría esto− golpea un poco el artefacto.
Victoria asiente mirando hacia el suelo. No está segura de querer hacer todo eso… pero Tanya la tiene en sus manos.
OoO
Han pasado ya un par de semanas y todo ha estado más tranquilo. No sé lo que hizo Edward para evitar que expulsaran a Victoria de la universidad, para que el director no hiciera pública sus adicciones pasadas y sobre todo para que la reputación del profesor Williams y la mía quedara intacta.
Él es mi héroe. Y me he disculpado con él todos los días por mi comportamiento de adolescente sumamente inmadura, él me besa y me dice que todo está bien… pero sé que no es así. Sé que aunque él me salve y me mantenga alejada de todo aquello que puede hacerme daño de alguno u otro modo algo va a pasar.
Rachel está allá afuera seguramente planeando algo de lo que no quiero enterarme. Victoria debe traérselas contra mí y Tanya… bueno, curiosamente ella es la más pasiva en todo esto o así parece ser.
Anne no ha vuelto desde aquella vez para seguir atormentándome con su mirada de demonio y sus palabras llenas de veneno. De solo pensar en ella se me acelera el corazón.
Ahora mismo estoy haciendo ejercicio en la bicicleta estática que Edward tiene en su gimnasio. Le dije al doctor que no quería subir mucho de peso y él me recomendó hacer un poco de actividad física… no sexual.
Edward aparece en el salón con una toalla en la mano y me seca el sudor de la frente.
−Te ves sexy toda sudada− murmura y su aliento fresco me golpea en la cara. Acaba de lavarse los dientes… aunque todavía está en pijama. Mira su reloj –Ya llevas casi una hora aquí ¿no crees que te estás excediendo?
Alzo una ceja −¿Vas a quererme aún cuando esté toda gorda y llena de rollitos?− pedaleo con más fuerza.
−Pero por supuesto que sí− responde y hasta parece ofendido −¿Qué piensas que sólo me interesas porque eres delgada?− niega con la cabeza –Hay Swan… ¿cuándo entenderás que mi amor por ti va mas allá de todo lo físico?
Trago saliva –Como sigas así…− jadeo –… voy a disfrutar de este embarazo a pleno y voy a comerme toda una tarta de chocolate yo sola y no va a importarme.
Alza sus manos enseñándome las palmas –No estoy deteniéndote.
Ladeo la cabeza y lo esquivo con la mirada mientras continuo pedaleando.
−Hoy es sábado− dice −¿Te gustaría ir a algún lado?
Encojo los hombros –No lo sé… ¿qué sugerirías?
−¿Qué tal ir al cine?
−Sí. Genial.− me detengo y bajo de la bicicleta. Me limpio con la toalla –Voy a bañarme.
−Te acompaño− me toma de la cintura y me besa debajo de la oreja.
OoO
Abro la llave del agua y Edward toma el jabón de ducha, se embadurna las manos con él hasta hacer espuma y comienza a pasarla por todo mi cuerpo, enfatizando en los pezones que se endurecen por su contacto.
Pego mi espalda a su pecho mientras dejo que él me acaricie.
−¿Qué sientes?− pregunta.
−Un cosquilleo− respondo –un cosquilleo agradable.
−¿Te excita?− susurra en mi oído con voz pesada.
−Mucho.
Continúa con su lento masaje, baja sus manos por mi vientre y luego, evitando mi entrepierna continúa por la forma redonda de mis nalgas y poco a poco, mientras besa mi espalda, baja sus manos por mis piernas y sube de nuevo, por la parte de enfrente. Cuando está de nuevo en mi trasero siento como un dedo suyo me acaricia ahí.
Doy un respingo. Él sube y coloca su boca en mi oído y vuelve a acariciarme ahí.
−¿Sabes?− musita –Esto iba a ir incluido en nuestra sesión en mi habitación negra. De hecho, planeaba hacerte llegar al orgasmo así.
Abro los ojos como platos. Mierda santa. Íbamos a tener sexo, él iba a cogerme por ahí… Blancanieves se siente aliviada de que dicha sesión se haya visto interrumpida mientras que la Madrastra maldice a los cuatro vientos.
−¿Te gustaría?− pregunta.
Niego lentamente –No… lo sé.
Sonríe de oreja a oreja –Cierto. Mi Bella es inocente, y nunca antes nadie te había tocado.
Sonrío yo también −¿Eso te encanta, verdad?
−¿El qué?
−El que hayas sido mi primero− respondo y me giro para quedar de frente a él −¿Qué hubieras hecho de no ser así? Si yo… ya hubiera tenido sexo antes de ti.
Él mira hacia arriba y piensa por un momento. Segundos después baja su cabeza y me besa fervientemente, cuando se separa de mí me mira con sus ojos verdes con las pupilas dilatadas, me toma por la cintura y me da la vuelta, apoyando mis manos en el azulejo y con mi espalda pegada a su pecho.
Se inclina y me dice: −Si yo no hubiera sido el primero me hubiera vuelto loco de atar y no hubiera parado hasta encontrar al bastardo.
Amasa uno de mis senos.
−¿Por qué bastardo?− pregunto inocente.
−Porque eras pura y prístina, lo sigues siendo, pero yo llegué a corromperte con sexo sucio y pervertido. Incluso a mí mismo me considero un bastardo por haberte arrancado la virginidad.− besa mi cuello.
−Pero yo te dejé que lo hicieras− respondo.
−Y no sabes cuán afortunado me siento por eso, pero no dejo de ser un bastardo.
Y así en esa posición como estamos Edward me eleva un poco contra el frío azulejo y me penetra desde atrás. Suelto un gemido agudo.
−Pero adoro poseerte de esta forma… aunque sepa que cada vez que te cojo− se impulsa dentro de mí −… te arrebato un pedazo de tu alma.
−Edward…− jadeo cuando lo siento en lo más profundo. Mi corazón late rápido y puedo sentirlo persiguiendo aquellas luces veloces que nublan mis ojos de placer.
Estoy a punto de correrme, y mi centro se contrae con espasmos.
−No, nena− gruñe –No todavía.− pasa sus brazos por debajo de mis axilas y me pega hacia su pecho, su boca de aliento cálido roza mi oreja cada vez que él gime.
−Por favor… − cierro los ojos con fuerza y elevo mis brazos y los envuelvo en su cuello.
−No− ordena con voz firme –Me gusta creer…− me embiste –que aún tengo el poder… aunque sea sólo por un momento.
Enredo mis dedos en su cabello y jalo un poco –Por favor… te lo suplico…
Y entra otra vez, bruscamente –Pero tú me lo pones tan difícil…
−Edward… voy a...− pero él me tapa la boca.
−Shht− aminora el ritmo –Déjame sentirte, Bella− me suelta y deja que mis manos se recarguen de nuevo en el azulejo, me hace un poco hacia atrás y su brazo atraviesa mi vientre y toma mi cintura.
−Córrete cuando quieras… Bella− dice y vuelve a recuperar su ritmo delicioso y las luces veloces ciegan mis ojos otra vez.
OoO
Edward y yo caminamos de la mano hasta el cine.
−¿Cuál te gustaría ver?− me pregunta.
Yo miro con detenimiento la cartelera –Esa− señalo.
−¿El Gran Gatsby?− repite extrañado.
−¿No has leído el libro?− digo sorprendida −¡Es una obra maestra!
−Si está basada en un libro se supone que ya sabes cómo termina… ¿entonces por qué quieres verla?
−Porque quiero saber cómo es que la han adaptado para esta versión… además Leonardo DiCaprio me encanta− le guiño un ojo.
Ladea la cabeza –Bien. El Gran Gatsby será.
OoO
La sala de cine está llena y las palomitas que reposan en mis piernas están por acabarse. Ni siquiera miro el recipiente porque mi vista está concentrada en la pantalla. Gatsby mira a Daisy como cualquier chica quiere ser mirada. Ella corre hacia la gran mansión y él simplemente no puede creerse que ella esté allí… con él. Unas notas suaves van en aumento mientras la escena avanza y la música comienza.
−¡Hay que decirle a alguien que toque el piano!− Daisy alza las manos y da vueltas sobre el salón −¡Y podemos bailar y bailar toda la noche!
¿Me seguirás amando cuando ya no sea joven ni hermosa?
¿Me seguirás amando aún cuando ya no me quede nada más que mí lastimada alma?
Sé que lo harás, sé que lo harás, sé que lo harás…
¿Me seguirás amando cuando ya no sea hermosa?
Después, antes de que me dé cuenta ya estoy llorando en la escena en la que Daisy le dice a Gatsby que nunca podría decir que jamás ha amado a Tom, ni siquiera a solas, porque estaría mintiéndole.
−¡Oh, Jay, me pides demasiado!− exclama llorando –Te amo ahora ¿acaso eso no es suficiente?
Y lloro con más ganas cuando Gatsby mira a Daisy sin poder creerse lo que está pasando.
−¿Me amabas a mí también?− dice la última palabra con dolor.
Edward se da cuenta de que estoy llorando y en vez de que me ruede los ojos o me diga algo me atrae hacia su pecho y me besa la cabeza.
Cuando la película está en sus minutos finales, cuando Nick se acerca hacia el muelle imaginándose que Gatsby aún está allí contemplando la luz verde me doy cuenta de que mis mejillas están empapadas de lágrimas.
La película termina y me doy cuenta de que no soy la única que está llorando pero aún así me siento patética. Edward y yo salimos del cine.
−¿Pero por qué lloras?− me pregunta mirándome a los ojos.
−La película es muy emotiva ¿no te parece?
−¿Toda la película?− dice la primer palabra con algo de burla –Es que… estuviste llorando desde que empezó.
−¿Acaso la escena del reencuentro no te causó emoción?
Niega con la cabeza –No.
−¿Ni siquiera cuando le hicieron eso a Gatsby?− exclamo con sorpresa.
−Bella, en realidad casi no he visto la película. Me la pasé viéndote a ti, tú y sólo tú eres lo que quiero admirar por siempre.
Y entonces sus ojos me miran exactamente de la misma forma en la que Gatsby miraba a Daisy… como si ella fuera un ángel… una persona que estuviera iluminando su vida.
Me acerco a él y me paro en puntas.
−Te amo, Edward. Te amo mucho.
Me abraza –Yo también, Bella, siempre.
Lo miro fijamente y luego dirijo mis ojos hacia el suelo –Perdóname, Edward. Perdóname− lloro con más ganas.
−¿Pero por qué?− dice confundido.
−Porque hasta ahora puedo darme cuenta de que tú estás por encima de todo. Por encima de cualquier héroe literario del que alguna vez estuve enamorada, por encima de cualquier actor− señalo el póster de una película de la cartelera –Por encima de cualquier maestro− completo –Perdóname por lo que hice. Fue estúpido y jamás volveré a decepcionarte.
Arruga la frente –Bella, tú nunca me has decepcionado.
Interpongo una mano frente a su rostro para que se calle.
−No me digas de nuevo que no tengo por qué disculparme. Sólo dime que me perdonas. Lo necesito.
Luego de eternos segundos asiente lentamente –Claro que sí. Te perdono.
Al instante una sonrisa se extiende por mi rostro y después por el suyo también. Me atrae hacia él y comenzamos a caminar.
−Este embarazo va a volverme loco− bufa –Por un lado me encanta que todo el tiempo quieras sexo y por el otro… Dios, incluso parece que estás más testaruda que antes… si fuera posible.
OoO
Días después…
−¡Maldita sea!− un grito apagado llega a mis oídos y obviamente es de Edward.
Preocupada, detengo mis ejercicios en la caminadora y me seco con la toalla. Encuentro a Edward en la cocina y un olor a papel quemado llega a mi nariz.
−¿Qué pasa?− digo mientras intento ver el origen del olor, pronto lo hago. En el cesto de la basura están los restos de una hoja de papel periódico, mayormente cenizas.
−Tengo que irme a la empresa− dice apresurado mientras me pasa de largo y entra al ascensor.
−Edward pero…− mi voz resuena en el eco de la casa. Las puertas del ascensor ya se han cerrado.
Frunzo el ceño, ¿qué pasó? No lo entiendo.
Estoy a punto de meterme a bañar cuando el teléfono suena.
−¿Sí?
−Bella, soy Alice− su voz suena con prisa y mi sexto sentido intuye que eso tiene que ver con la reacción de Edward hace un rato.
−¿Ya has visto el periódico?− pregunta preocupada.
−No− la pregunta me suena extraña. ¿Periódico?
−Bien. ¿Qué tal si nos tomamos un café?
−Sí, claro− contesto –¿En dónde?
Cuando ella me da el nombre de la cafetería ni siquiera se despide y cuelga.
Me quedo mirando hacia el auricular y luego, aún confundida, lo cuelgo y me meto a bañar.
Me pongo un vestido de Chanel con cuentas de colores y unos zapatos de tacón bajo de Miu Miu en tono rosa pálido.
Me quedo unos segundos admirando mi vientre frente al espejo y pongo una mano sobre mi abdomen todavía sin crecer.
−Te amo, bebé− susurro, siendo la primera vez que le he hablado −¿Sabes? Tú papá te ama también. Vas a hacernos muy felices… y tal vez tú seas capaz de traernos paz.− le digo otro poco de cosas y palabras de cariño antes de comenzar a maquillarme, ponerme mi perfume Flower by Kenzo y dejarme el cabello suelto, aplicando solo un poco de mousse.
Tomo un taxi que me deja en la primera avenida y casi enfrente de la cafetería en la que he quedado con Alice.
Entro al local, y ella aún no llega, mientras tanto pido solamente una bebida de kiwi con fresa.
Cinco minutos después, tal vez un poco más, Alice llega a la mesa y se sienta, aún con el periódico en sus manos y una revista de prensa rosa.
−Belli− me da un beso en la mejilla y se quita los lentes.
−¿Y luego?− digo señalando la revista y el periódico −¿Estás vendiéndolos?− pregunto en broma, pero ella no ríe y más bien tuerce la boca.
−¿Qué pasa, Alice? ¿Puedes decirme ya?
Ella desliza el periódico y la revista sobre la mesa, poniéndolos frente a mis ojos. Lo que capto a primera vista es el encabezado en letras grandes y de color: "A Cullen le gusta DURO"
El aire se me va cuando creo entender de lo que está hablando, miro a Alice con miedo y ella se muerde el labio.
−Léelo, Belli.
"…No es sorpresa enterarnos de que muchas de las estrellas de Hollywood, millonarios, empresarios y socialités tengan gustos variados en lo que al ámbito del sexo se refiere, incluso nosotros podríamos incluirnos en dicho apartado. A unos les gusta jugar con la crema batida y las fresas y a otros vendarse los ojos. Pero el tema central de este artículo son los gustos sexuales recientemente revelados del soltero más codiciado de Nueva York y puede que de todo el país: Edward Cullen que hace poco estuvo en la portada de esta revista debido a que durante un evento social reveló su relación con su en ese entonces asistente personal, Isabella Swan. Ayer llegó a nuestras oficinas la información de que Edward Cullen practica o practicaba lo que últimamente se ha puesto muy de moda, el llamado BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo, por sus siglas) Una práctica sexual que seguramente es más común de lo que parece, pero parece que Cullen ha llegado a extremos ya que nos enteramos por un informante anónimo que en más de una ocasión Edward dejó marcas y cicatrices en el cuerpo a su ex novia Victoria Sutherland, algo que además de ser prohibido en las prácticas del BDSM, también se puede llamar como violencia física.
Es muy posible que la actual novia, Bella Swan, también haga estas prácticas con el millonario pero ¿será que también la ha lastimado a ella? Seguramente nos enteraremos pronto, por ahora mi duda es: ¿Será que acaso Victoria Sutherland levantará una denuncia en contra de Cullen, o todo se quedará como un simple artículo de revista?..."
Dejo la revista y no me molesto en ver la página seis del periódico. Me llevo las manos a la cabeza.
−No puede ser…− murmuro.
−¿Esto es verdad, Belli?− pregunta Alice con temor.
La miro pero no le contesto. ¿Qué diría? "Sí, Alice, a tu hermano le gusta cogerme duro y azotarme, pero no sé si lastimó a Victoria o no"
Ella mira hacia el suelo, supongo que tomando mi silencio como un sí. Me levanto, obviamente sabiendo ya que esto es lo que Edward quería esconderme esta mañana.
−Necesito hablar con Edward. Tengo que irme− me levanto de la mesa y ella no hace ningún intento por detenerme.
En cuanto abro la puerta de la cafetería toda una comunidad de reporteros y camarógrafos se abalanzan sobre mí.
−¿Es cierto lo que dicen los periódicos?...
−…¿Edward te ha lastimado alguna vez?
−…¿Tienes marcas por todo el cuerpo?
−…Bella− dice una reportera −…¿Es cierto que estás embarazada?
Me quedo atónita unos momentos y me tapo el rostro con una mano mientras intento salir de esa nube de gente.
¿Cómo es que saben que estoy embarazada? Aún no se me nota.
OoO
Voy al departamento y espero a que Edward llegue. Sé que todo esto es obra de Victoria, estoy tan cabreada en este momento que no sé lo que sería capaz de hacerle a ella o a cualquiera.
Me preparo un té para calmarme y me cambio los zapatos por unas pantuflas más cómodas.
Me siento en el sillón y el teléfono suena, no me levanto. Quien sea, no quiero hablar ahora… entonces suena la contestadora.
−Bella, soy Esme, estoy muy preocupada por ti y por Edward… llámenme en cuanto puedan.
El teléfono suena otra infinidad de veces, pero no contesto en ninguna ocasión. La bandeja de la contestadora está llena.
−Belli, se que no tuve la mejor reacción. Perdóname y por favor, contesta el teléfono.
−¿Bella? Mierda, ¿por qué no contestas? soy Rosalie… estoy viendo la televisión. ¿Cómo supieron que estabas embarazada?
Doble mierda, lo que faltaba. Ahora también estaba en la televisión.
−Te lo advertí, Isabella. ¿Ahora lo ves?− la voz profunda y clara de Anne resonaba en el teléfono y alteraba mi corazón –Hasta el momento no he movido ni un dedo, y mira lo que está pasando. Tú lo dijiste, Edward está jodido ¿cuánto tiempo más es el que podrás soportar? ¿Cuál será la punta del iceberg? Continúa esperando si quieres… ya veremos.
Me toco el vientre.
−¿Por qué?− susurro −¿Por qué es que todo es tan difícil pequeño bebé?− acaricio mi estómago y cierro los ojos tratando de recuperar algo de calma –Pero tu papi va a defendernos− susurro –Sí, él lo hará.
OoO
Es de noche ya, y las luces resplandecen sobre el suelo de mármol del departamento, la lucecita roja del ascensor hace un pequeño "bip" antes de que las puertas se abran. Edward entra, con la corbata floja y el saco en la mano, el cabello terriblemente despeinado.
−Bella, mi amor− camina hacia mí y se inclina para darme beso, pero lo evado.
−¿Estuviste bebiendo?− pregunto sorprendida, y no para bien.
Pero él no me responde y lo que hace es caminar alrededor de la sala buscando algo que no comprendo.
−¿Qué haces?
No me contesta y entonces pierdo la paciencia y me levanto del sillón.
−¿Edward? ¿Qué buscas?
Él se gira hacia mí, balanceándose sobre sus pies −¿Dónde están tus maletas? ¡Dónde!
Me hago hacia atrás ¿cuáles maletas? Él camina hacia mí, esta vez hasta arrinconarme contra la pared, luego, tirando su corbata y su saco sobre el suelo se deja caer de rodillas y me abraza por las caderas y pega su cara a mi vientre.
−No me dejes Bella, no me dejes.
Oh mierda. Él ha estado pensando todo este tiempo que iba a dejarlo… ¿pero cómo pudo?
−¿Dejarte? ¿Por qué iba a hacerlo?
Alza su rostro, aún abrazándome las caderas.
−Te ví… en la televisión. Cuando te hicieron todas esas preguntas…− niega –Tú ya lo sabes todo… yo…
−Edward− lo interrumpo –No voy a dejarte. Sólo quiero que te levantes y poder hablar.
Él se levanta, balanceándose aún y me mira fijo.
−Sólo voy a preguntarte algo− susurro −¿Es cierto que lastimaste a Victoria de esa manera? ¿Le dejaste cicatrices y moretones?
Él asiente con la cabeza −Sí− musita –Pero no fue mi culpa. Ella simplemente nunca utilizó la palabra de seguridad y entonces por eso yo nunca paré.
Cruzo los brazos –Pero tú te dabas cuenta de lo que le hacías…
Me mira fijamente, su cara transformándose en aquella parte suya… el dominante.
−El amo nunca para sí la sumisa no se lo pide− dice sin titubear.
−Es decir que tú… ¿si yo olvido la palabra de seguridad entonces tú me lastimarías deliberadamente?
−¡No! Eso nunca. Antes de tocarte… de poder siquiera pensarlo… preferiría la muerte antes que hacerte algún daño.
−Entonces Victoria…
−¡Yo no la amaba, Bella! ¿Cómo voy a cuidar algo que ni siquiera me importa? Yo la azotaba… con una infinidad de instrumentos que tú no puedes imaginar, y aunque yo sabía que eso dejaría marca, no paraba y el hecho de que ella no dijera que lo hiciera me hacía aún más difícil detenerme. Te lo dije una vez… yo disfrutaba azotando a mujeres. Quizás lo disfrutaba más allá de lo sanamente admisible. Sé que suena terrible… que sueno como un completo monstruo pero… todas esas cosas desaparecen contigo. No me causas ninguna necesidad de azotarte… solamente cuando me lo pides. Me fascina ver que yo tengo el control sobre ti, aunque sepa que no sea verdad, pero absolutamente nunca disfrutaría viendo que te hago daño. Jamás.
Tomo una respiración profunda y luego me atrevo a hablar –Me dijiste que tu amor por mí no se limitaba a lo físico. Que te daba igual si era gorda o delgada… pero yo sé que si tú estás así es por culpa de Anne y si en un principio tú te enamoraste de ella no fue porque viste a la buena persona detrás de la mujer, fue porque viste su belleza. Lo físico. ¿Cómo puedo estar segura yo de que tu amor va a durar para siempre cuando dices una cosa y tus mismos actos lo contradicen?− limpio una lágrima de mi ojo antes de que pueda salir −¿Cómo puedo yo estar segura de que nunca vas a lastimarme si tal vez el día de mañana tus actos también lo contradigan?
Trato de irme pero Edward me detiene por el brazo.
−Suéltame− le digo.
−No.
−Necesito pensar Edward.
−¿Qué es lo que tienes que pensar? Vamos a superar esto, te amo.
−Precisamente en eso es en lo que tengo que pensar. Quiero tener la confianza de que aunque un día deje de ser joven y bonita tú vas a seguir amándome.
Lo dejo ahí de pie en la sala mientras yo me voy y me encierro en uno de los cuartos.
Comienzo a llorar. Hemos terminado discutiendo de algo que no era el problema inicial, sin embargo, es el problema en el que hemos terminado del que he estado preocupada todo este tiempo.
Cuando las horas pasan y es de madrugada dos golpes en la puerta me despiertan, me levanto, sé que es él. Me tomo mi tiempo para abrir la puerta. Él está frente a mí, totalmente descompuesto y oliendo a alcohol.
−Déjame entrar− ruega.
Me hago a un lado y lo dejo pasar. Cierro la puerta y luego me tumbo en la cama, Edward hace lo mismo y los dos quedamos frente a frente.
−¿Cómo puedes tener dudas de mi amor por ti? Sobre todo ahora, que estás esperando un hijo mío y me has dicho que vamos a casarnos.
−Es mejor darse cuenta ahora de las cosas que no se podrán cambiar después. ¿Y si nos casamos y no somos felices? Me dolería aún más atravesar por un divorcio.
−Vamos a ser felices Bella. Vamos a serlo.
Suspiro entrecortadamente y me doy la vuelta, dándole la espalda.
−Voy a amarte siempre Bella, aunque ya no seas joven ni bonita− lo último lo dice con cierto recelo –Aunque no creo que dejes de serlo nunca.
−Shht− lo callo –Ahora no es un buen momento para hablar de eso.
−¿Entonces? ¿Vas a irte?− pregunta con miedo.
−No− respondo –No voy a irme. No soy lo suficientemente fuerte para hacerlo. Por ahora sólo quiero que me abraces.
Se acerca a mí y pasa su brazo por mi costado reposando su mano en mi vientre y yo coloco mi mano sobre la suya.
No mencionamos ninguna otra palabra ni hacemos otra cosa, porque puedo casi jurar que ninguno de los dos sabe lo que pasará mañana cuando amanezca y tengamos que despertar.
OoO
Como un tercer espectador que también actúa dentro de la escena, Rachel mira desde afuera el edificio del apartamento de Edward.
Ha estado ahí dentro, estuvo mirando a Bella mientras ella cocinaba en aquella ocasión.
Su corazón está lleno de odio y sabe que no hay esperanzas para su podrida alma. Odia a Edward por haberla sentenciado a esta vida, reducida a vigilar cada uno de sus pasos y anhelar estar con él, a su lado. Y odia a Bella… por haber logrado lo que ella nunca pudo ni podrá.
No es como la frase que dice: "Si no es mío no será de nadie" porque por lo menos así quizás habría vestigios de amor en su corazón, es más bien como la filosofía del péndulo, todo lo que diste se te regresará. Es como esa frase que dice "Si yo me he reducido a cenizas tú también te quemarás en el fuego"
OoO